domingo, 14 de septiembre de 2008

LA BUSQUEDA

Dos de la tarde, y el sábado ya en la segunda parte de su estadía, mostraba un clima muy disfrtuable para ZZ, es decir no era agobiado por el calor de los primeros días de aquel verano que ya mostraba su exasperante calor; mas esa parecía ser una buena señal, él se encontraba por la Javier Prado, específicamente en Las Begonias, entonces decidió comprarse un helado, no tanto por que hiciera mucho calor, sino para acompañar la buena tarde (clima), y mientras saboreaba el helado, recordaba que hace dos semanas (¿tanto tiempo había pasado?) estuvo por esos lugares pero no solo, estaba con Pilu, a la cual él llamaba “la mujercita”, claro, no se lo decía a ella (o no siempre), aunque no era algo que le disgustara, siempre sonreía.
Sin darse cuenta ya se encontraba camino a su casa, del helado no quedaba nada, y él tranquilo y refrescado, pues aún no tenía un celular, ni siquiera sabía cómo usarlo, tiempo más tarde su vida cambiaría cuando aquel artefacto formara parte de su vida, y como a tantos, se volvería en indispensable. Cuando llegó a su casa, sonó el teléfono, contestó y…


ZZ: Aló!
Pilu: Hola Z!
ZZ: Hola Pilu, cómo estas?, qué has hecho hoy?
Pilu: Aquí, pensando.
ZZ: Pensando en qué?
Pilu: En ti, en todos estos días sin vernos.
ZZ: Sí, yo también estuve pensando en ti, en la última vez que nos vimos.
Pilu: Es demasiado, no?
ZZ: Sí, demasiado, … por qué no nos vemos?
Pilu: Ya!
ZZ: Podríamos ir a comer a un sitio que me han dateado, y después ir a algún lugar a bailar.
Pilu: No!
ZZ: No?
Pilu: Es que hoy hay un tono en la casa de Mario.
ZZ: Es su santo?
Pilu: No, es santo de su hermana, Chami.
ZZ: Ah Chami, me acuerdo de ella, está bien entonces vamos.
Pilu: Ya, qué bueno!
ZZ: Cómo hacemos?, voy a tu casa?, nos encontramos en algún sitio?,…
Pilu: No, nos vemos allá, es que estaré con Sadi y Mafe, y nos iremos juntas allá.
ZZ: Ok!, nos vemos allá, a qué hora irás?
Pilu: Seguro entre once y doce.
ZZ: Entonces llegaré a las doce y media.
Pilu: Ya, te esperaré (sonrisa), pero vas a ir no?
ZZ: Claro, sobre todo porque tengo ganas de verte.

Luego se despidieron, (no se transcribe la despedida porque duró casi como la conversación), ZZ estaba emocionado, los días habían pasado sin darse cuenta, y ahora solo esperaba que las horas que faltaban para las doce, se pasen con la misma velocidad, cosa que no sucedió, en su percepción, así que a las ocho de la noche decidió, salir de su casa y ver a un pata (para hacer tiempo). Llegó donde R, y como tantas veces, se pusieron a conversar de muchas cosas, chamba, cine, chicas, la vida, el amor, el desamor (tema más recurrente), y así se pasaban las horas, ya eran la diez y media, y para amenizar la conversa R sacó un vino, y las cosas dichas adquirieron no una ligereza, sino una profundidad, en la cual se escarbaba cada punto de cada tema, ZZ entusiasmado e imbuido en la conversa no volvió a ver su reloj, y como no tenía celular, Pilu no podía llamarlo (nadie podía llamarlo ni ubicarlo nunca en ningún momento de ningún día, cosa que le hacía ganarse muchas quejas e insultos). Hasta que en un momento en que se distrajo, su mente se dirigió a otro lugar, donde estaba otra persona, Pilu, entonces vió su reloj con prisa desesperada, y dijo…

ZZ: Carajo, ya son las doce! (con un tono de reproche y preocupación)
R: Tienes que ir a otro sitio?
ZZ: Sí, un tono donde estará “la mujercita”.
R: Anda nomás, no hagas esperar a tu hembrita.

Y salió rápido, pero por qué tanto apuro?, por qué llegar puntual a una reunión que podía llegar a cualquier hora?, sería por Pilu?, acaso recibiría alguna queja su tardanza?, era por la ansiedad que generaba en él verla?, era lo más probable, no era lo único probable, y por la voz de ella en su conversación por teléfono supo que ese sentir también estaba en ella, Pilu, la chica que quería, la que en varios días no había podido verla, y que en unos minutos sí lo haría.
Los minutos pasaban, su desesperación aumentaba; entonces decidió tomar un taxi, pues la casa de Mario quedaba lejos, donde no había mucho tránsito (una de esas zonas demasiado tranquilas y demasiado alejadas de la ciudad). Parado en una esquina, esperaba un taxi, sin darse cuenta que había una chica detrás de él (hace unos minutos que había llegado), ZZ volteó, la miró, era bonita, pasaban los minutos, las combis, los micros, los carros, pero ella no se movía, él se preguntaba por qué no subía en alguno de los micros?, la miraba, la chica estaba arreglándose el cabello, después sacó de su bolso un lápiz labial, y empezó a aplicárselos en los labios, a los cuales ZZ le prestó más atención, eran carnosos y bien formados, al igual que la chica en general, delgada y bien formada (un cuerpo sin excesos). Ya habían pasado casi quince minutos, y la situación seguía igual, y la pregunta regreso a él, por qué no se iba, si ya habían pasado todos los micros que podían circular a esa hora y ese día?, y si no era así por qué no tomaba un taxi?, tal vez sería por la misma razón que él, y es que no pasaba un taxi, hasta que observó que se acercaba uno, y las preguntas y respuestas que se hacía respecto a la chica continuaron, tan joven y sola a esta hora?, no parece muy seguro, será una universitaria? (había visto en su bolso algunos cuadernos?), habrá tenido una reunión de estudio, en la casa de algún amigo o amiga. Levantó la mano, el taxi paró…

ZZ: Cuanto es hasta la calle Amancaes?
Taxista: En Rimac?
ZZ: No, es en Surco.
Taxista: No conzco,
ZZ: Yo te indico.
Taxista: Ya, pero son ocho.
ZZ: Está bien.

Se subió, y una vez cerrada la puerta (del asiento al lado del conductor), miró una vez más a la chica, y se preguntaba, si no pasaba su micro, por qué no quiso irse en el taxi?, no tendría plata?, pero podría pagarlo llegando a su casa, o estaría esperando a alguien?, un amigo, su viejo o su enamorado que la recogerá?, pero por qué no llamaba por su celular a alguno de ellos?, fue entonces que lo último que pensó luego de agotadas todas las alternativas, que talvez la chica no era estudiante, o sí, pero a esa hora?, en ese lugar?, sola y sin parecer tener el apuro, como él, de ir a otro sitio (su casa)?, podría estar a la espera de cualquier persona, que le pida compañía por unas horas a cambio de una cifra (para entonces la chica ya había desaparecido de su vista, el lugar había desaparecido de su vista, pero una sensación rara lo invadió).
Luego la imagen de Pilu volvió a su mente, y su ansiedad también, pero con mayor intensidad, el taxista lo distrajo de ella, para preguntarle…


Taxista: Ya estamos al final de Benavides, aquí me tiene que indicar.
ZZ: Sí, das la vuelta a la izquierda y …

Le fue indicando hasta llegar, unas cuadras antes ya escuchaba la música y la bulla generada por las voces y risas, vio la hora en el reloj en forma de pequeño globo terráqueo que tenía el taxista sobre su tablero, eran casí la una y diez; una vez llegado al lugar, le pagó y se bajo, habían tres personas en la puerta que estaba abierta, ZZ pasa saludándolos sin conocerlos, deben ser patas de Chami, se dijo, y cuando entra en la casa, ve que está llena de gente, de dónde tanta gente?, deben ser amigos no solo de la cumpleañera, sino también de sus hermanos. Ya adentro se encontró con los que conocía, Julín, Francho, Mario, por un lado, después fue donde Sandilla, Cata, Diego, Albi, Goncho, pero mientras conversaba con ellos sus ojos quería ver a Pilu, sus oídos trataban de escuchar su voz, pero había demasiada gente, le preguntó a Diego…

ZZ: Ya llegó Pilu?
Diego: Hace rato, como a un cuarto para las doce, vino con Mafe, Luco y Sadi.
ZZ. Dónde está?
Diego: Está en el Jardín, estuvo preguntando por ti.
ZZ: Sí?
Diego: Sí, me dijo que te avisara donde estaba cuando llegaras.
ZZ: Ok!

Entonces él se fue a la cocina, como buscando algo para tomar, y de paso ir por el jardín con la excusa de la multitud y el calor, así fue que poco a poco se encontraba con otros patas, y poco a poco se acercaba donde estaba ella, hasta que se quedó conversando con un grupo a unos cinco o seis metros de donde estaba Pilu, acompañada de Sadi, Nico, Roxi, Fer y Cristona; y la veía con su visión panorámica (hacía un paneo por todo el lugar, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda), se veía tan linda, quería acercarse y abrazarla, pero no podía porque solo unos cuantos sabían…, tantos días de no verla y ahora verla pero no poder hacer siquiera eso; se dirigió hacia otro grupo pero que estuviera cerca al de ella, así se pasó buen rato, con intervalos de baile, y es que no podía quedarse esperando, hasta que Diego se acercó a él y le dijo

Diego: Ven para que saludes a la gentita.

Y es que Diego era uno de los pocos que se encontraban en aquel tono, que sabían de …, entonces se acercaron al grupo de Pilu, ZZ saludo a todos dándoles la mano, y a todas con un beso en la mejilla, pero cuando llegó a Pilu, el saludo fue más largo, el beso fue un beso (no los de los típicos saludos), fue una caricia, ella hizo lo mismo, le agradó sentir la calidez de sus labios, ella lo vio sonriéndole y le preguntó …

Pilu: Por qué te demoraste tanto?

No había en lo dicho un tono de queja, era más bien, preocupación, y afecto, y es en esos momentos que las palabras suplen al tacto…

ZZ: Es que no encontraba carro y me vine en un taxi.
Pilu: Ya pensaba que no vendrías.

Mientras decía eso, ella agachaba la mirada, como para que él viera cómo se sentía en esos momentos, algo triste y resignada, y ZZ al verla le dice suavemente…

ZZ: Cómo crees que ni iba a venir, después de todos estos días.
Pilu: Sí, pero aquí no podremos.
ZZ: Ya lo se, pero podremos bailar!

Ella se ríe, y lo mira como afirmando y con una pizca de complicidad, para salir a bailar. Los demás no se metían en la conversación, respetando la situación, pero para disimularlo, entonces Fer , Nico y Sadi, también conversaban con él. Luego de unos minutos Caty se acerca y saca a bailar a ZZ, mientras dice…

Caty: Chicos, por qué no bailan!


Y bailó, bailaron salsa, conversaron, chelearon, bailaron Pop, merengue; así canciones, tragos, palabras, risas, se intercalaban, se cruzaban, y luego de unos instantes de pausa que se había tomado ZZ, para tomar aire, pues el último baile con Roxi fue muy agotador; fue un a la cocina por otra chela, y en el camino se cruzó con Pilu, hicieron como si se saludaran con la vista, había gente alrededor, y cuando pasaron uno junto al otro, se rozaron los dedos de la mano izquierda de él don los de la derecha de ella, ninguno volteó, no era necesario. Unos minutos después ZZ estuvo conversando con Julín y Goncho, sobre lo que sucedía en el país, con ellos siempre hablaba de esos temas y siempre la cosa se acaloraba, por eso las chicas, siempre las chicas, acudían para relajar las cosas, hasta que empezó a sonar una canción, era “Quiero perderme en tu mirada” de Carlos Vives, ZZ deja de prestar atención a las palabras, y empieza a ver hacia todos lados, entre la gente (ya casi todos estaban bailando), se aparta para poder ver mejor, pero no estaba solo viendo, estaba buscando, pero no más trago sino a ella, y entre las parejas que bailaban la ve, la ve buscándolo con la mirada; ZZ avanza entre todos hasta que pasa por su lado como distraído, ella lo ve, toma su mano y lo lleva a bailar, y bailaron, y disfrutaron el baile, mientras conversaban, reían, ella estaba alegre, y antes de terminar la canción y el baile, él se acerca y le dice al oído…

ZZ: Mañana te llamo.

Pilu lo mira a los ojos y sonríe, y dice sí, SÍ, moviendo la cabeza, y en sus últimos pasos de baile le demostraba la felicidad que sentía en ese momento y por lo del día siguiente. Después todo seguía igual, hasta que a las cuatro y media ya se fue retirando la gente, y entre ellas Pilu y su grupo; ZZ se quedó un rato más, fue a la mesa del comedor a servirse un vodka, se paró en la terraza con el vaso en una mano y un cigarrillo en la otra mientras pensaba, esa canción era la señal para que bailaran, y es que él sabía que era una de las favoritas de Pilu, y ella sabía que ZZ sabía de eso, y que a pesar del tiempo que pasen sin verse se acordaría de ese y otros detalles más, bebió un sorbo de vodka y el calor que lo invadía se mezclaba con esa agradable sensación que le producía siempre al verla, y solo esperaba que llegara la tarde del domingo para volver.




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