jueves, 18 de junio de 2009

(retro)-discriminación II

En los últimos días dos acontecimientos han conmocionado al país, acontecimientos estos que han vuelto a poner sobre la mesa las diferencias existentes y al parecer sin luz que permita aclarar nuestras mentes y reforzar los lazos de nuestras coincidencias, y es que una de las condiciones de la contemporaneidad es la inclusión, y al parecer no ha sido incorporado en el quehacer diario y de las decisiones. Una de ellas es la información que distorsionó nuestro actuar (parcialmente), psicosis colectiva que se apoderó de nuestro país, contagiado por causas externas, aquella relacionada con una bacteria que amenazaba con un exterminio masivo, que si bien parece haberse controlado, más pareció una noticia sobredimensionada, en su capacidad de alterar a cualquier sociedad, y la nuestra no fue la excepción, fue presa fácil, como siempre de todo lo foráneo. Muchos casos, pocas víctimas, felizmente en lo referente a los casos peruanos, la rápida acción de algunos sectores del gobierno ayudaron a que así fuera, campañas de vacunación por aquí por allá, pero los movimientos, discursos y recursos continúan. Y es que indigna que al mismo tiempo cierto sector del país empezó a sufrir (de nuevo) duramente tanto por la cruda realidad, como la cruda frialdad. La cruda realidad es la diferencia de realidad, la realidad de los otros, de aquellos que están al otro lado del “muro” (montañas), o mejor dicho de los que están sobre el “muro”, que viven aislados y abandonados de todo aquello que pueda acercarse a la modernidad, es decir servicios básicos, y si los hay no funcionan adecuadamente. La cruda frialdad, tanto por el clima, que inclemente ataca, pues dejó de acechar hace rato, y se presenta ahora como un ataque mortal, más de cien niños engrosan su lista este año, sin contar los de años anteriores, pero si eso es lamentable y doloroso, más aún es la cruda frialdad, pero de las autoridades del gobierno (a todo nivel), inexistente por esos lares; la causa la conocemos y se repite año tras año, y año tras año, gobierno tras gobierno, y no se hace nada, esta historia tuvo su momento más descarnado en los noventa, nada nos afecta mientras no cruce aquella barrera geográfica, y es que aún hoy y más que nunca parece para muchos o pocos?, cual seguidores de Valdelomar,”Lima es el Perú...” al final con el soporte de la sociedad civil se cubren los vacíos como últimamente, aun que momentáneos, vacíos que dejan los gobiernos con sus inacciones, su dejadez, su indiferencia, y tal vez su desprecio y es que la condición es recíproca, ya que al parecer los habitantes de nuestras alturas andinas, no existen para el estado.

Días después, al otro extremo del país, otro hecho igual de lamentable y conocido, el caso de miles de pobladores de la hasta hoy desconocida (por desinterés) o no reconocida selva amazónica, por su complejidad ecosistémica, que por vivir inmersos en ella no son considerados para ninguna decisión importante, en lo referente a sus tierras (es decir sus vidas), aquellas de las que tienen mayor conocimiento, que ningún otro habitante de cualquier otro territorio. Y es que en este caso la cruda realidad al parecer tiene que ver con la inexplorabilidad que se extiende al conocimiento de aquellas culturas, tal vez más por ese no querer ver, ni entender la complejidad de lo no comprensible, los desencuentros de dos mundos, dos sistemas, el del científico-racional y el mágico-racional, ambos sistemas abiertos pero en diferentes direcciones, lo que dificulta la interacción, pero a esa dificultad se le suma otra, porque aquí si hay ese otro lado del muro (detrás de la cordillera), los externos a …, y por tanto carentes de más derechos que los de votar en cada elección de autoridades que se presente. Mas aquí no hay cruda frialdad, sino ardoroso fuego, por las características ecosistémicas, tanto por lo climático, como por el carácter de los habitantes, y últimamente por vergonzoso fuego de las armas (ya no importa de qué manos), pues las víctimas de uno y otro lados son igual de lamentables.

La selva se convirtió en escenario de la barbarie humana o inhumana, todo por la incapacidad de explicar las cosas, del desinterés por dialogar (de ambas partes), por las apariciones mezquinas, tanta parafernalia y figuretismo parece desmesurado, pero la influencia mediática pesa de quienes ahora están involucrados en esta lucha, y es que aquí al parecer primó la animalidad del hombre, antes que el uso de la palabra, y es que este uso es el resultado de la cualidad más importante que poseemos, nuestro cerebro la capacidad de plantear ideas y soluciones a los problemas que es aquello por lo que nos diferenciamos de los animales; y es que al parecer entre los representantes de los dos sectores, no había nadie con esa capacidad, o nadie quiere emplearla, pues aquellas personas sí la emplean, pero para el insulto y la amenaza. La interacción de la razón fue anulada por la interacción de la fuerza, así el poder de la palabra sirvió para expresar intransigencia y exacerbación, de dos grupos que se enfrentan, dos grupos con víctimas, guiados a la carnicería.

Ahora, luego de los acontecimientos, después de más de treinta víctimas publicadas, y muchas más no publicadas, todos quieres dialogar, todos explican lo que debieron explicar a su tiempo, otros explican lo inexplicable, pues primero deberían conocer al otro, al no conocido. Muchos han emprendido acciones para amenguar los daños futuros, pues los pasados ya no tienen remedio, y aún se espera inocentemente que nuestras (para ellos es también este adjetivo posesivo) autoridades reaccionen. Pero esa exigencia es cada vez más imperiosa, pues para las autoridades del gobierno, aquellos “otros” peruanos al parecer carecen de valor, valor humano, valor de desarrollo, pues ante sus ojos no es rentable invertir en ellos. Lo que se revela luego de todo lo sucedido, es que los habitantes de aquellas regiones de ese Perú lejano, distante, no son personas de primera clase, ni siquiera de segunda, ni de tercera, y menos de cuarta o quinta, más parecen ser personas de ninguna clase, ante este panorama no son los otros, sino los no saben/no opinan.

Lo que al final parece estar sucediendo en las últimas décadas, es una total indiferencia por la vida, el otro no importa, no vale; porque “nuestras” autoridades del gobierno deciden o no deciden sobre ciertos asuntos, con consecuencias vergonzosas, habría que mencionar que desde fines de los noventa, algunos grupos civiles cimentaron lo que actualmente son este cada vez más grande bloque de resistencia, convirtiéndose en un sub-sistema contra-sistémico del poder, que va aglomerando a otros grupos en una acción torbellinesca fuerte. Más allá de las reacciones, el discurso de las autoridades sigue siendo el de una realidad incompleta, y es que se repite indefinidamente, que nuestro país está en crecimiento, de qué crecimiento se está hablando?, de qué crecimiento nos debemos sentir orgullosos?, cuando nuestra realidad nos da bofetadas, y nos grita desgarradora para que volteemos la mirada, y nos demos cuenta de que también están ahí, a nuestro lado, que merecen respeto y consideración, no tanto por que tienen derecho a votar sino porque tienen derecho a vivir.

domingo, 14 de junio de 2009