viernes, 14 de diciembre de 2007

LA ESCUELA A LA CULTURA DE NADA

Si hay alguna acción o inacción que se ha mantenido y repetido, en todos los gobiernos en las últimas décadas, es la referida hacia todo lo que tenga que ver con la educación y la cultura, y es que esta posición hacia sus problemas se convierte en una herramienta por medio del cual se ejerce un poder, el poder del control de las conciencias y las ideas, estos problemas siempre han sido vistos por el rabillo del ojo (de los gobiernos), pero ya sabemos y ya se ha escrito mucho sobre el por qué de la indiferencia hacia la educación sobre todo escolar; en lo que se refiere a la posición hacia la cultura, es aún más grave y notorio el abandono, los vicios, las manipulaciones, etc., y es que la cultura no resulta y nunca resultó atractiva e invertible para nadie que se encuentra en el poder político y me atrevería a decir con certidumbre a la mayoría de las personas (no solo por otras urgencias primordiales, sino por la limitación formativa en su educación)

En nuestra sociedad existen muchas carencias, por la precariedad de una situación relacionada directamente con la subsistencia, a esta se suma la carencia educativa, la cual afecta directamente la percepción de la importancia de todo aquello que tenga que ver con la cultura, no solo aquella que tiene que ver con nuestro pasado, casi siempre marcada por esa visión estrecha y simuladamente abierta con la que se ha manejado. Mas está el otro enfoque de la cultura (lo cultural), y que tiene que ver con sus expresiones artísticas, y esto también es ya historia conocida, la cultura es el último interés de los intereses en nuestro país, y la atención se ha dirigido sobre todo y especialmente hacia lo que tiene que ver con nuestro pasado remoto, tanto por su interés turístico- económico como por el conservacionista, más por su relación con la anterior. Pero esta actitud linda con la superficialidad, sobre todo cuando se nombra monumento a cuanta construcción antigua se antoja, sobre todo cuando se encuentra en una situación deteriorada y abandonada, quizá con la intención de que algún organismo se digne en ofrecer una importante donación para su salvación.
Más si la postura hacia la cultura se presenta de esa manera, qué se puede esperar de la preocupación hacia las artes, sobre todo como se ha manifestado en las últimas décadas, pero no me refiero ya con el hacer individual, sino específicamente con la formación. Es en este contexto en el que la Escuela Nacional de Bellas Artes sobrevive hasta la actualidad, y cuyo proceso evolutivo (evolución lenta, involución o condición estacionaria), situación crítica por donde se le mire, pero acaso este presente que se vive, es distinto de alguna otro presente anterior?, y es que sumada a la estrechez económica, se advierte la precariedad de una política educativa interna, dominada por el burocratismo y sus consabidos vicios e incluso llegando a situaciones corruptas denunciadas públicamente.
Además de todo lo mencionado y como consecuencia de ello, se aprecia una visión anacrónica del quehacer formativo, consecuencia de una plana docente que no se ha actualizado, y si lo está, no es capaz de aplicar los nuevos conocimientos por las limitaciones mismas heredadas de su formación.
Y es que es innegable los cambios, aquí y en el mundo, y entender que estos cambios se producen cada vez con mayor velocidad, lo que produce una fractura o vacío, entre la velocidad (palabra clave para el entendimiento del hoy, no como día, sino como actualidad constante) con la que se mueve (no solo físicamente, también mentalmente) el mundo, a nivel de las ideas, el conocimiento y sus obras, ya sean en el campo de la ciencia, la filosofía, la antropología, la medicina, las artes en general, etc.; que contrasta con el aletargamiento y la paquidérmica acción de aquellos que tienen la responsabilidad, de hacer de un centro de estudios, un lugar pensante, propiciador de cambios y nuevas motivaciones artístico-creativas. Y es que en esta inacción encubre una intención que se puede leer en los intersticios de sus actos, y que revela los miedos ante la propia medianía creativa de quienes mantienen el control, y de esta manera no perder el lugar merecido o no en el que se encuentran, y así perpetuar el Status Quo.
Pero qué tanto puede interesar los problemas académicos de la ENBA, ya no al ciudadano común, sino a quienes ostentan el poder político en el país?, creo que es un interés relativo, que tiene que ver más con la idea que se traduce en la política de la formación artística en el Perú, en sus inicios marcado por el academicismo afrancesado (por la escuela de sus directores); mas a pesar de los diferentes directores (de diversas escuelas) que pasaron por ella, se mantuvo de alguna manera la estructura ortodoxa, lo que de alguna manera reflejaba la visión y el interés de los gobiernos de turno hacia la Escuela y a las artes plásticas (aunque habría que mencionar que el mismo desden se manifestaba hacia otras expresiones artísticas), y la preocupación por los problemas de la ENBA, se daban más por la coyuntura que por los resultados futuros, para luego pasar por momentos de olvidos, indiferencias, en el que el cierre parecía inminente, luego en los últimos años, el reflotamiento, pero con una visión aún conservadora de la propuesta académica.
Al parecer en estos momentos, el director y parte de la cátedra no han entendido que en la actualidad es necesario no solo poseer mucha información, sino tener una mente abierta que es el factor más importante para ejecutar el cambio, para tal efecto es imprescindible entender al joven contemporáneo, la complejidad de su cerebro el cual debería explotarse al máximo; pero para conseguir tal fin es necesario reformular la currícula, que priorice la amplitud, en todo sentido, y no limitar las posibilidades creativas de los estudiantes, donde esté presente lo propio (conocimiento del arte de todo el país) y lo foráneo.

Parte de esta limitación no solo está dada por las personas que la dirigen, ni por sus concepciones, también encuentra una barrera en su ficisidad, es decir la infraestructura existente, que no posibilita el adecuado desarrollo de otras especialidades. Y es que al parecer los estudiantes se encuentran “presos” en un local de principios del siglo pasado, ya no solo de una educación coincidente con la época del edificio que los alberga, el cual está que se desmorona poco a poco de manera constante e inminente, sin visos de evitar su deterioro, tal como sucede con la política educativa interna gangrenosa por la dejadez de sus autoridades.

A todo lo mencionado hay un dato adicional, aunque no por ello menos importante, y es que talvez sea parte de todo este “transitar” de la ENBA, desde sus inicios con mucha esperanza y no pocos problemas, que tiene que ver con el reconocimiento de la nación sobre sus egresados, reconocimiento parcial, que limita las posibilidades de crecimiento académico de sus egresados y es que la escuela es la hija reconocida a medias (y por obligación) de la Nación, ni siquiera en la época de Velasco; pues los egresados encuentran dificultades para adquirir otros conocimientos en otras institutos, universidades de aquí o del extranjero, a diferencia de los de otras instituciones. En las últimas décadas continúa la misma actitud del Estado (como si le estuviera haciendo un favor con el solo hecho que existan), quizá por carecer de importancia y necesidad ante otros problemas. Así los estudiantes transcurren varios años de su vida hacia el crecimiento personal y académico, para terminar en la castración profesional, cuyo título reconocido por la Nación, y no reconocido por muchos otros, se convierte más en un gesto de agradecimiento (el más costoso de todos).

Pero todos estos aspectos felizmente no han mermado la inquietud de muchos de sus estudiantes, egresados, y docentes, quienes de una u otra manera conservan la inquietud inicial (no castrada), que los lleva por derroteros impensados, incluso evolucionando hacia expresiones creativas, adquiridas y planteadas en su etapa post-Escuela, y otros estudiantes aún que exploran otras vertientes inducidos por su curiosidad, canalizadas por cuenta propia o en sociedad con otros como ellos, de esta manera se convierten en líneas de fuga que si bien no rompen el sistema unidireccional, logran salir de él satelizando en busca de nuevas inquietudes, y en el retornar, se produce el efecto de la retroalimentación implícita aunque lenta, gestos de cambios y rebeldía que el sistema siempre tratará de neutralizar y acallar, mas la dictadura del conocimiento y la formación algún día tendrán un fin.

No podría dejar de mencionar algo referido a un comentario sobre el texto anterior, que motiva el presente (el más reciente hasta que se publique otra cosa); en el cual se hace una observación hacia la situación de la Escuela de Bellas Artes de puno, y sí es cierto, habría que preocuparse también del la situación en la que se encuentran las Escuelas de Bellas Artes de provincias, que de seguro deben ser mucho más dramáticas, pero no es menos cierto que el interés que suscita la Escuela de Lima, es ya no por su ubicación, sino por ser la primigenia de todas las demás, y claro la esperanza está en que solucionando los problemas del local limeño, esto devenga en un giro en la mirada hacia el interior del país y también a la Escuela Nacional Superior de Ballet, la Escuela Nacional Superios de Artes Dramáticas, del conservatorio, esperanza que con toda seguridad quedará en eso, luego el olvido,….hasta el siguiente reclamo.

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