jueves, 11 de octubre de 2007

La diversidad de la Identidad

Toda la muestra resulta de ese transcurrir el camino de hacer y des-hacer la historia, construirla y de-construirla, con todos aquellos momentos, ya que todo es ayer, pues el hoy es solo un instante efímero; y estos ayeres son caminos que van en todas direcciones, rectos, oblicuos, curvos, que se cruzan, paralelizan, transversalizan, intersectan, de manera simultánea; con esa visión del “hoy”, distinta al “ayer”, pues es la acumulación de todos los “ayeres”.

La identificación con la historia (pasado remoto/pasado reciente), que involucra la cultura en su papel de hacer historia, esto es apelando a la memoria, por medio de ciertos aspectos representativos de nuestra cultura mas antigua, en una intensión de reforzar la identidad nuestra que parece diluirse en la indiferencia hacia nuestro pasado, presente y futuro, y es a través de esta relación filogenética, con lo cual trabaja la autora, como uno de los hilos conductores, mediante el cual se ordena y estructura la muestra, mostrándonos el cómo a través de la misma historia presente relacionada al pasado, se establecen esas conexiones con aquello que nos proporciona una mayor identificación (sin mencionar distinciones masivo-mediáticas recientes a esa misma cultura).
Esta estructura histórica, está presentada en tres etapas, la primera relacionada a la palabra Inca, la cual lleva ya consigo todo un contenido simbólico-histórico; la segunda es sobre la presencia de la bandera (historia evolutiva de la bandera); y la tercera presenta objetos más actuales, pero son aquellos que nos relacionan con los anteriores, ya que forman parte del proceso por los cuales establecemos nuestra identificación y vínculos con nuestro pasado, y nos pertenecientes a él.

Pero esa identidad tan anhelada, es tanto consecuencia de un proceso filogenético con respecto al pasado, a la historia, como de un proceso morfogenético, por el contexto acumulativo en permanente transformación en el que se construye, la constante mutación de la ecosofía (tres ecologías: del medio ambiente, de las relaciones sociales y el de la subjetividad humana) según Félix Guattari. Así la cultura es cambiante y campo fértil que permite la des-conceptualización y des-simbolización para devenir en una re-objetualización y re-simbolización de la identidad.

Lo cultural, en tanto concierne a todo aquello que tiene que ver con el quehacer que de una sociedad durante toda su historia, como la relación del yo (individuo), del nosotros (sociedad), con el país (territorio), tanto en el plano material cuanto espiritual. La cultura dentro de su trayecto hacedor, va generando elementos (objetos, conceptos), que reafirman, transforman y renuevan la noción de identidad (de la diversidad/inclusión); pero para ello existió, existe y existirá un nivel de difusión y aceptación, es decir de consumo.
Y es de esta manera que la muestra refleja parte de esa cultura, la del desplazamiento, del nomadismo, como dice Fernando del Toro, ese nuevo hacer cultura a partir de la adaptabilidad de la migración tanto externa cuanto interna, la creación, la masificación permanente, aquí se manifiesta la idea del consumo, referido al mercado, como medio de adquisiciones materiales y oportunidades personales.
La palabra Inca como factor vinculante con nuestro pasado, es utilizado como marca para emblematizar una gaseosa nacional respecto a otras extranjeras, mostrando una serie de botellas de diversos diseños, sacos de cemento, de arroz, conservas, licores, y otros productos, bajo la idea de lo arqueológico por su mostración, además de propaganda publicitando diversos productos y servicios con el nombre Inca; pero también poniendo en evidencia el proceso evolutivo del diseño de las mismas, y también lo que se refiere al diseño en el país. En relación a lo anterior hay trabajos como una página de la guía telefónica donde se busca a un Inca (apellido) entre varios, cuadros y huacos retratos, que reflejan la mixtura de las diversas culturas, como resultado de los procesos de hibridización inter-multi-cultural (multiplicidad transversal de la diversidad) a través de sus desplazamientos en nuestra historia, aunque con cierto tono irónico y crítico, que expresa la nueva visión de la identidad, del otro no como superior/dominador, sino como distinto/igual, mas también tendría otra lectura, la del “Él” (ex-Otro/invasor/dominador), incorporado a la historia pre-“Él”, es decir la historia del “Otro” (ex-Él/invadido/dominado).
La identificación del nosotros con otros referentes de nuestra historia por medio de un símbolo como la bandera, y las etapas en las que sufrió severas modificaciones en su diseño, hasta la que conocemos actualmente; pero a la vez es el juego fonético de esta, convirtiéndose en lavandera, y su significado se trastoca, en donde los discursos se cruzan dentro del marco histórico, en donde el personaje en mención es un homenaje específico y a la vez representa a todas que tuvieron una participación silenciosa, está representada en reproducciones de otros pintores, de manera aislada como en la propia bandera, en otro ejemplo de la yuxtaposición de lo pasado y lo contemporáneo, en donde los discursos se cruzan dentro del marco histórico, terminando con un trabajo sobre el personaje en mención, que es homenaje específico y a la vez a todas aquellas que tuvieron una participación silenciosa.

La muestra nos presenta la idea de la identidad, a través de la relación historia/cultura, pero no como dos aspectos aislados o paralelos, sino como simultáneos y entrelazados, y es que la historia se va construyendo de acuerdo a cómo se desarrolla la cultura que la sustenta (día a día), pero también es cierto que la cultura se va construyendo de acuerdo a cómo se desarrolla la historia que la sustenta (día a día). Y este punto de partida, supone un adecuado manejo de los elementos, pero sobre todo por la significación y simbolización que poseen, por cómo se trabajan en el campo connotativo y denotativo; donde todos los elementos expuestos cobran nuevas dimensiones de representación, donde lo signos se re-simbolizan, los símbolos se re-simbolizan, lo connotado se re-denota, lo denotado se re-connota, el objeto se de-sacraliza, se re-construye, se re-interpreta, en un proceso poli-sémico en diferentes direcciones, como resultado de nuestra propia evolución re-significativa, re-identificativa, que se manifiesta en la multiplicidad representativa de la identidad en la diversidad, objetos que nos remiten a procesos a través de los cuales lograr la identidad, el trámite, el consumo, el acto como parte de lo cotidiano, trayecto para “ser” parte “de”.

Aquello que une aquel pasado, aquella historia con el presente, con todos los presentes de nuestra historia (no conocida), se circunscribe al ámbito escolar, la etapa de estudiante por la que muchos hemos pasado, etapa que se nos muestra por medio de objetos que todos reconocemos, porque forman parte de nuestras vidas formativas, etapas donde deberían haber “formado” (siempre en pasado) nuestra identidad, siempre con rigor militar/religioso, impregnados de esa distante nostalgia, pero al mismo tiempo una crítica por el desinterés hacia los otros que dicen presente? . Las etapas formativas posteriores están representadas por una serie de diplomas, las de la formación de la identidad personal, individual, la identidad del “yo” más allá del nombre, pero sí a nombre de la nación, es la identidad en tanto pertenencia a un territorio, soy alguien, soy algo, soy de algún lugar.

Hay otro proceso exhibido, que es el de la propia autora, y es el que tiene que ver con su trabajo e investigación abocado a los temas referidos al ser peruano, no tanto por mostrarnos un orgullo que puede ser puesto en duda, y que definitivamente ese no es el punto que la motiva, sino el cómo la manifestamos, en nuestro día a día, el cómo la asumimos consiente e inconscientemente, pero que se hace presente, palpitando de manera esporádica, nunca constante, como algo aleatorio, un virus que en algunos momentos nos infecta, en forma masiva o parcial, y es que sus diversas manifestaciones nos serán agradables o detestables, aunque no pocas veces indiferentes; y esta que no es tan solo una muestra retrospectiva, es además una visión aguda, critica, esperanzadora, hasta nostálgica; y es que en nuestros pasados y nuestras memorias ( como decía S. Freud, en el hombre no hay uno sino muchos lobos) se encuentran las primeras huellas hacia nuestra identidad futura.

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